Este 26 de enero marca la primera celebración del Día Internacional de la Energía Limpia. En un mundo luchando contra el cambio climático, la transición a energías limpias se convierte en una necesidad imperante.
La energía limpia juega un papel crucial en reducir emisiones y frenar el cambio climático. Fuentes renovables como solar, eólica y geotérmica lideran el camino, contribuyen al 29% de la generación eléctrica mundial.
Por otro lado, los combustibles fósiles, principales contribuyentes históricos, generan emisiones que afectan nuestro clima y salud. Científicos apuntan a reducir emisiones en un 50% para 2030 y lograr emisiones netas cero para 2050. La energía limpia no solo aborda el cambio climático sino también la contaminación del aire, vinculada a problemas de salud. En 2019, 569,000 muertes prematuras en Europa se atribuyeron a la contaminación del aire.
Energía limpia para todos
Mientras 675 millones aún viven sin luz, la transición a energía limpia es clave para comunidades vulnerables. Es por ello que la reciente COP28 destacó la importancia de fortalecer la resiliencia ante el cambio climático. Se lograron acuerdos históricos para financiar la adaptación y reducir pérdidas y daños. Sin embargo, las promesas financieras aún deben abordar las necesidades masivas.
Mientras avanzamos hacia un mundo descarbonizado, la colaboración global es esencial. La COP28 subraya la importancia de reformar la arquitectura financiera y establecer nuevas fuentes de financiación para enfrentar los desafíos climáticos.
En el Día Internacional de la Energía Limpia, unámonos para construir un futuro sostenible. Las energías limpias no son solo un camino hacia un clima más saludable, sino también una inversión en la salud de nuestro planeta y las generaciones futuras.