Más que un trabajo: El invaluable papel de los cuidadoras

Cada 5 de noviembre, celebramos el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, una fecha que reconoce la labor esencial de quienes brindan cuidados y apoyo a personas en situación de dependencia. Esta iniciativa, establecida por las Naciones Unidas en 2014, busca visibilizar y valorar el trabajo de todos aquellos que, ya sea como profesionales, familiares o voluntarios, dedican su tiempo y esfuerzo a mejorar la calidad de vida de quienes necesitan asistencia.

Tradicionalmente, muchas familias han sido la principal red de apoyo para las personas que necesitan cuidados. Sin embargo, esta responsabilidad ha recaído desproporcionadamente sobre las mujeres. Si bien históricamente las mujeres han sido las principales cuidadoras, es necesario desafiar estos estereotipos de género y promover la participación activa de hombres en el cuidado. El cuidado es una labor que requiere habilidades y competencias que todas las personas pueden desarrollar, y no debe estar asociada exclusivamente a un género.

En nuestro entorno, las personas mayores, con discapacidad o enfermedades crónicas son quienes más suelen requerir cuidados a largo plazo. Brindar cuidados implica una gran carga emocional y física. Quienes se dedican a esta labor deben ser capaces de ponerse en el lugar de la persona que necesita asistencia, al tiempo que gestionan las relaciones con otros familiares y profesionales. A menudo, esta responsabilidad limita las posibilidades de participación en actividades sociales. Para garantizar una adecuada calidad de vida, las personas cuidadoras necesitan contar con los recursos y el apoyo necesarios para cuidar de su propia salud física y mental, y para afrontar las dificultades inherentes a esta labor.

El cuidado de personas puede ser llevado a cabo por profesionales de la salud, quienes ofrecen servicios remunerados y cuentan con una formación especializada, o por cuidadores familiares, que suelen ser miembros cercanos de la persona que necesita asistencia, se consideran sobre todo tareas domésticas y de apoyo en enfermería. Los cuidadores familiares, aunque no siempre cuentan con una formación formal, desempeñan un papel fundamental en el apoyo y acompañamiento de sus seres queridos. En muchos casos, el cuidado familiar es realizado por un miembro de la familia, un amigo o un conocido de la persona que necesita asistencia. Generalmente, esta labor no es remunerada ni cuenta con una formación específica, y los horarios son flexibles. Históricamente, las familias han sido el principal soporte en el cuidado de sus miembros. Sin embargo, es importante reconocer que muchas personas de diversos géneros y roles familiares asumen esta responsabilidad. Los vínculos más comunes entre las personas cuidadoras y quienes reciben cuidados son los familiares, como hijos o parejas. Sin embargo, es importante destacar que cada vez más personas de diferentes edades, géneros y contextos se involucran en el cuidado de otros. En cuanto a la edad de quienes asumen este rol, suele ser mayor a los 50 años, y en muchos casos, los ingresos económicos son limitados.

Es fundamental reconocer y valorar la invaluable contribución de todas las personas que brindan cuidados. Su dedicación y esfuerzo mejoran significativamente la calidad de vida de quienes necesitan asistencia. Independientemente de su género o rol familiar, cada cuidador juega un papel crucial en nuestra sociedad. Es necesario promover una perspectiva más inclusiva y equitativa, donde el cuidado sea una responsabilidad compartida. Celebrar el Día de las Personas Cuidadoras nos brinda la oportunidad de reconocer su labor, brindarles el apoyo que necesitan y fomentar un entorno donde todas las personas puedan desarrollar su potencial de manera plena.